Violencia de Género entre adolescentes

Violencia de género entre adolescentes 

La violencia de género se instala cada vez más en la agenda pública. El incremento en la cantidad de casos va de la mano de la toma de conciencia de un asunto en algunos casos naturalizado en otros, silenciado. 

 

En este sentido, un indicador que llama la atención es que en 2010 por primera vez comienzan a registrarse consultas de jovencitas de entre 15 y 19 años, víctimas de violencia de distinta índole. Se trata de 5 por ciento de las consultas recibidas durante el primer semestre, unos 42 casos.

 

Esto permite inferir que este grupo ha comenzado a tener otra mirada de aquellas conductas que enmascaran un acto de violencia. “Muchas veces las actitudes violentas comienzan durante el noviazgo, pero no son interpretadas como tal; son conductas que tienen que ver con el control (de horarios, vestimenta, amigos), pero que se leen como un acto de amor”, explicó Dolores Alfonso, titular del Instituto de la Mujer del Ministerio de Desarrollo Humano.

 

Detalló además que en algunos casos pueden notar que algo no funciona bien, pero, si se casan, luego viene la luna de miel y con esta nueva etapa la esperanza de que todo pueda cambiar.

 

Sin embargo, hay que destacar que el aumento en la cantidad de denuncias se da en el marco de una sociedad donde la violencia es generalizada, en muchos casos aún al interior de las familias que son su matriz. La intolerancia reinante le da el sustento necesario ya que esta práctica tiene como objetivo controlar al otro, silenciarlo.

 

Cuando la mujer llega a consultar por su caso o -aún más- a efectuar la denuncia, ha logrado primero romper con varias barreras, la del vínculo que la ata y la calla, el temor a la represalia y al juicio social, superar el desgaste de su autoestima minada a veces durante largos años o racionalizar una conducta que en algunos sectores está normalizada.

 

Los tipos de violencia son primeramente psicológica, en segundo lugar física, en tercer lugar económica y finalmente sexual, sin que haya mayores diferencias en cuanto al porcentaje entre las tres primeras.

 

Principales víctimas

Durante el primer semestre del año pasado se recibieron 837 nuevos casos en el Instituto de la Mujer y en las diferentes oficinas municipales que se encargan del tema. Capital, Godoy Cruz y San Martín son los departamentos que presentan más consultas, mientras que Tunuyán se encuentra último en la tabla.

 

De ellas, 97 por ciento fueron efectuadas por mujeres.

 

El segmento etario más afectado es el de las mujeres de edad media: quienes tienen entre 25 y 44 años; reunieron el 59 por ciento de las denuncias. A esto hay que sumar que 65 por ciento de las mujeres que padecen esta situación convive con el agresor, 38 por ciento de las cuales están casadas, mientras que 27 por ciento están unidas de hecho.

 

Justamente, se trata de una franja que tiene mayores dificultades para resolver la situación. La violencia ocurre en el marco de un vínculo elegido y es doloroso darse cuenta de que ese proyecto que sería para toda la vida no es viable, sobre todo porque el victimario es aquel ser amado. Un agravante es que suelen tener hijos que hacen más difícil terminar con la relación.

 

La dificultad de romper con esa situación deviene de multiplicidad de factores psicológicos, culturales, sociales y por un trabajo de desgaste que el agresor realiza sobre su víctima. En una primera instancia se la silencia, luego le corta las redes sociales, aquellas relaciones que pueden servir para comunicar lo que sucede, hasta que finalmente se ataca la autoestima.

 

En 59 por ciento de los casos quien ejerce la violencia es la pareja, 39 por ciento son esposos y 20 por ciento convivientes. También puede tratarse de una ex pareja (28 por ciento), hijos, novio u otro familiar.

 

Clases sociales

La problemática de la violencia de género atraviesa de manera transversal todos los sectores sociales, las diferencias vienen dadas por los matices que toma la relación y por la forma de resolver el conflicto.

 

Las consultantes pertenecen mayormente a niveles socioeconómicos bajos e instrucción media. Por su parte, los agresores suelen ser de nivel socioeconómico alto y pertenecen a los segmentos de menor nivel de instrucción.

 

“Los niveles más altos de la escala social llegan menos a realizar la denuncia ya que cuentan con otros medios y mecanismos para resolver las cosas como un abogado, un acuerdo económico o la posibilidad de contar con otra propiedad donde irse a vivir”, detalló Alfonso. Es decir que no es que haya menos casos en estos sectores, sino que no llegan a figurar en las estadísticas estatales.

 

La cuestión económica es una variable muy importante en este sentido. En los niveles más bajos de la escala social hay mayor dependencia o también puede suceder que se lleven estándares de vida muy altos que las mujeres, aunque trabajen, no pueden mantener por sí mismas.

 

 Veronica de Vita – vedevita@losandes.com.ar